La vida adulta

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A veces pienso como hubieran sido las cosas si hubiésemos seguido el camino marcado. Suele ser el más sencillo y lógico, pero no el más feliz ni más correcto.

Por eso, cuando, el camino alternativo se vuelve complicado, inevitablemente piensas en qué hubiese pasado si las cosas no hubiesen sido así.

Últimamente coincido cada vez más con personas que no saben qué hacer con su futuro o su presente más inmediato. Y no, no son niños ni adolescentes, quizás, son estos los que mejor tengan planificada su vida.

Las cosas no son como te las cuentan. Tú, ingenu@, que crees que a una determinada edad tu vida seguirá el curso que marca el resto de los mortales, que todo irá solo, que solo te preocuparás de hacer que los elementos no se salgan del camino…Demasiada equivocación para tan poco creyente.

Hay demasiado descarrilamiento. Y es que nunca pensaste que elementos tan externos a ti se pudiesen interponer (sociedad, política, sistema, salarios, empresas…) en el camino más complicado de tu existencia: La “vida adulta”. Esa etapa en la que por algún poder divino, tienes que tener las cosas claras, ser alguien de provecho (según el criterio de los “expertos”) y seguir el transcurso normal, rutinario y a veces aburrido de la “vida adulta”. Atente a las consecuencias y críticas más despiadadas y ocultas en sectores de la sociedad, en el trabajo, en tu círculo de amig@s o en cualquier círculo social. No te preocupes. Nunca es tarde para descarrilar, coger un atajo, emprender y montar tu propia estación de servicios, o manejar tú mismo el tren.

Suelen decir que las cosas más locas, divertidas y absurdas son las que merecen la pena. Así que, ¿por qué no?

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