Nada hacia presagiar que el 2022 iba a ser un gran año. Y a pesar de haber perdido destellos de luz, sabiduría y domingos de charlas. El año se va con aires de valentía, seguridad y la confianza plena de que los próximos 365 días sigan al menos la estela que deja este.
Entre todas las cosas que he aprendido, observado y vivido, puedo decir, y confirmo, que nada nunca deja de sorprendernos. El no estar esperando a que pase algo dió pie a que pasase todo, y que la improvisación, la conversación y la curiosidad dieran paso a viajes increíbles, conversaciones terapéuticas y descubrimientos personales.
Vivir es esto; Agradecer, aceptar y dejarse llevar. Si consigues tener la actitud y convicción de que todo es tal y como debe ser, va la vida y te sorprende. Palabra.
Aunque para llegar a este punto, haya un camino de voluntad plena por conocer las luces y sombras de uno mismo, abrazar las «imperfecciones» y aceptar lo que hay. Solo así conseguirás experimentar un desarrollo personal y emocional que empezó por leer un libro, continuó con una larga introspección y termina por sesiones mensuales.
Al 2023, poco le puedo pedir, porque cuando no pides, viene todo. Ahí es donde redescubres la ilusión y las ganas por seguir viviendo tal y como tiene que ser. Porque sabes que el camino y las puertas se abren al andar.
¡Feliz salida 2022, feliz entrada 2023!