1.01.15/1 de enero de 2015/Año nuevo. El inicio de un año, un mes o todos los propósitos y buenas acciones que vas hacer. El inicio de la mayor aventura de tu vida. Los 1 de enero son una bonita excusa para ser mejores y pedir sin rendir cuentas a nadie salvo a tu lista de propósitos por cumplir. Aquellos que los primeros quince días te machacaran la cabeza recordándote los kilos que te sobran, lo poco que te gusta lo que haces, lo bien que estarías independizado o la de oportunidades que te estás perdiendo por no salir de tu zona de confort. ¡Ay amigo, que dura es la cuesta de enero! Y no, no me refiero a los gastos.
Tómatelo con calma y parsimonia. Te doy un mes de adaptación (quince días de recuerdo permanente de los propósitos que probablemente no cumplas y quince días de aceptación del nuevo año, y por ser tú, un día de regalo). Un total de 31 días para que espabiles, y empieces a planificar tu año. No te pido una obra de ingeniería, solo que lo dibujes sobre el plano de tu mente. Me vale a lápiz, con algún que otro borrón de lo que quieres y no harás. De lo que no tienes y conseguirás. A mano alzada, sin entrar en detalle, pero con unos objetivos claros de qué te gustaría que tuviese este 2015.
Te animo y me animo a cumplir con cada una de las convicciones, corazonadas o presentimientos de que este año te lanzas. Porque este uno de enero, lo queramos o no, empezamos de nuevo andar, y sin darnos cuenta ya estamos haciendo la mayor declaración de intenciones que podamos imaginar. Porque nos estamos adelantando al futuro y todavía no hemos acabado el presente. Porque inevitablemente, empiezas otro año y todavía no te has levantado.