Hoy, cambio.

Esto es lo que hay, si quieres lo tomas y si no lo dejas. Eso sí, si decides dejarlo prepárate a tener pequeñas dosis de sufrimiento inicial que se podrán multiplicar o no según vayas cumpliendo tus objetivos. ¿Todavía no sabes de lo que estoy hablando? Se llama cambio. Esa palabra inofensiva y fácil de pronunciar que sin embargo comprende multitud de connotaciones. Las mismas que podemos sacar a cada una de las situaciones que se nos van presentando a lo largo de nuestro día a día. “Sí, estoy bien, me gusta…Pero, quizás necesite aprender algo más…” “La casa es muy bonita, muy luminosa, con terracita…Pero, el barrio no me entusiasma” “Me encantaría apuntarme contigo, es genial…Pero, creo que no aguantaré mucho”. Los cambios conllevan un porcentaje alto de riesgo tanto bueno como malo.

A simple vista la palabra cambio lleva una acción no muy complicada de ejecutar, a simple vista todo parece más sencillo. La dificultad está cuando somos nosotros los que nos encontramos en primera línea de salida, listos para empezar “nuestro cambio”, ya sea laboral, vital, emocional, personal… Es entonces cuando después de un proceso de calentamiento conversacional con amigos, conocidos y demás personas estamos preparados para empezar a correr cuesta arriba, sin frenos y descifrando los primeros impulsos del corazón que al fin y al cabo son los más certeros.

Y después de un largo proceso (a veces tortuoso) cuando llegamos a la meta, cuando ya hemos conseguido realizar ese cambio, por muy pequeño que sea, cuando estamos allí, emocionados, exhaustos, hiperactivos…Nos empieza invadir una sensación de miedo infundado a lo próximo que vendrá con ese cambio, y ese… ¿“Habré hecho bien en CAMBIAR”? Créeme, sí.

Share This:

Little planes para la «Batalla tecnológica»

Estamos invadidos. Lo estamos y va a ser complicado reconquistar nuestro territorio. Las nuevas tecnologías están ganando la batalla en la que nunca nos hemos posicionado. Tal vez, no sea una batalla, pues para que esta se produzca tiene que haber, por lo menos, dos bandos bien diferenciados, y de momento parece haber uno: El de las nuevas tecnologías y todo lo que ello conlleva… (súper conexiones mega rápidas a Internet, App que modifican nuestros hábitos, aparatos más inteligentes que nosotros mismos que nos solucionan la papeleta de buscar restaurante cerca, amigos a dos toques de pantalla táctil, reserva de hotel desde el mismo baño…) A ver ahora como salimos del campo de batalla sin caer en las «cómodas» redes de la tecnología.

Por eso, un día, de repente me vino a la cabeza la idea de recuperar los mensajes en aviones de papel. Hechos de un combustible lo suficientemente duradero como para atravesar esos campos de «batallas tecnológicas» a las que nos vemos sometidos todos los días. Sólo es cuestión de hacer el esfuerzo de coger boli, papel y escribir. La emoción y el optimismo de que el mensaje llegue al destinatario hará el resto.

Estamos avisados, no es tarde. Todavía estamos a tiempo de desempolvar la ilusión, la fe y la alegría que en los últimos tiempos la hemos perdido entre las malas noticias y las mini batallas del día a día (Esas un día os las explico 😉 Así que haciendo mención al famoso dicho de… «Nunca es tarde si la dicha es buena»; Te animo a que te levántate, cojas un boli, un trocito de papel, que escribas, lo dobles y lo hagas volar todo lo lejos que puedas. El destinatario (sea quien sea) estará encantado de poder leerte, de poder leerme 😉

littleplanes

 

Share This:

¡Estamos de obras!

Estoy actualizando mi blog.

Mientras tanto, puedes ver mis anteriores posts en https://littleplanes.wordpress.com/

 

Share This: